El típico campus universitario es un lugar acogedor; pero también es un entorno competitivo. La educación que recibas allí y las actitudes que desarrolles te guiarán el resto de tu vida. Tus calificaciones serán especialmente importantes a la hora de conseguir tu primer trabajo o de solicitar becas para tu colegiatura en una escuela. Para ser un estudiante de éxito se requieren ciertas habilidades que podrás aprender con estos consejos:
Organízate.
Planificar lo que vas a hacer y cuándo lo vas a hacer te permitirá ir siempre por delante, literalmente.
Fija un horario.
¿Trabajas mejor al salir de clase o después de cenar? ¿Eres más productivo en bloques de 90 minutos o en rachas de media hora? Encuentra un horario que te funcione y cúmplelo.
Toma notas.
Tomar apuntes no sólo te mantendrá más concentrado durante la clase, sino que también te ayudará a delimitar lo que necesitas estudiar cuando llegue la época de los exámenes. Es mucho más fácil releer los apuntes que todo el libro de texto.
Estudia.
Esto puede resultar obvio, pero ¿sabías que hay una forma correcta y otra incorrecta de estudiar? Repasa el material con varios días de antelación, en pequeños fragmentos y de diferentes maneras (por ejemplo, escribe fichas un día y haz exámenes prácticos al siguiente). En otras palabras, no te atiborres.
Gestiona tu espacio de estudio.
Encuentra un lugar que maximice tu productividad. Busca lugares alejados de la televisión y otras distracciones. Ya sea en la biblioteca o en el escritorio de tu habitación, reserva un espacio de estudio en el que te apetezca pasar tiempo.
Busca un grupo de estudio.
Sentarte con un grupo de personas que están aprendiendo lo mismo que tú es una forma estupenda de repasar el confuso material de clase o de prepararte para un examen importante. Podéis preguntaros unos a otros, volver a enseñar material y aseguraros de que todos estáis de acuerdo. Al fin y al cabo, enseñar a otra persona es la mejor manera de aprender.
Haz preguntas.
Estás en la escuela para aprender, así que no tengas miedo de hacerlo. Pedir ayuda -a un profesor, a un tutor o a tus amigos- es una forma segura de asegurarte de que realmente entiendes la materia.
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